Hace aproximadamente 38 años, con la euforia ocasionada por la disputa del título de ajedrez entre Boris Spasski y Bobby Fisher, el periódico que leía publicaba la reseña de cada partida e inicio mi pasión por el ajedrez.

Me resultaba en extremo complicado seguir cada movimiento; no sabía como mover las piezas y sus nombres o nomenclatura. Tuve la fortuna de que mi abuelo materno supiera ajedrez y élme dió acceso a este maravilloso ámbito.

Desde aquel entonces relacioné al ajedrez con la vida.

Rey, Dama, Alfiles, Caballos, Torres y Peones. Así somos. El Peón puede llegar a "convertirse" en Dama.

Alguien les da vida; les coloca; les mueve. Determina con mucha anticipación que movimientos realizará con cada uno de ellos.

Se denota sadismo y masoquismo.

Se hace uso de engaños, mentiras, dobles golpes, se ofrece una pieza de algún valor para atacar al Rey, finalmente. Cada jugador tiene lenguaje postural y gestual diferente a lo que pasa por su mente.

¿En alguna ocasión alguien ha tomado este "juego" para analizarse y analizar al oponente; para reflexionar acerca de la propia vida?

¿Y lo mismo con la practica de deporte o juegos de mesa?

El juego de la vida es para jugarse con todos los elementos disponibles. Enseñando y aprendiendo. Hace algunos meses mi nieto me pidió le enseñara ajedrez y con ello hago reciprocidad con mi abuelo materno.